Tampoco se sabe con certeza la fecha de su regreso a la ciudad de Santo Domingo, pero se cree que fue entre 1832 y 1833, cuando se incorpora al negocio de sus padres; es en esta época cuando inicia una intensa vida social ligada a los sectores dominantes de la socidad urbana en la antigua colonia española. Durante este periodo, el gobierno haitiano se había solidificado y dominaba el poder político de la parte este, pero actuaban en su contra las diferencias fundamentales de ambos pueblos, consecuencia de circunstancias pasadas e iniciativas del sistema colonial: las de mayor peso eran las idiomáticas, religiosas, la conformación racial, que en el caso de Haiti, por la forma que culmino el sistema esclavista, los descendientes de europeos guardaban una proporción menor, con respecto los habitantes de ascendencia europea de la parte este o lado español.
Tomo al movimiento independentista varios anos de luchas clandestinas para formar el movimiento La Trinitaria, que por lo que planteaba, bien puede considerarse como el primer partido político de la historia en la sociedad dominicanaLa idea de la formación de La Trinitaria surgió de Juan Pablo Duarte al que se unieron los amigos: Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez, Felipe Alfau, Benito González, Félix María Ruiz, Juan Nepumoceno Ravelo, Jacinto de la Concha y Jose Maria Serra; quedo conformado en grupos de tres, de ahi su nombre de trinitarios. Muy pronto se sumaron otros, entre ellos Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez, dominaba la juventud en el grupo, siendo el de mayor edad Benito González, con 27 años y el más joven Pedro Alejandrino Pina, de apenas con 18. Los posteriormente Duarte, Sanchez y Mella fueron proclamados como los padres de la patria, tenían respectivamente 25, 22 y 21 años, al nacer la Trinitaria en Julio de 1838.
La organización Trinitaria asumió el compromiso de sumar núcleos de tres en tres y los integrantes se conocerían entre sí por seudónimos para evitar ser identificados por las autoridades haitianas, el grupo acordo un código para comunicarse con seudónimos, asi Duarte era Arístides, Benito González era Leónidas, Ravelo era Temistocles y Alfau se conocía como Simón. En principio los partidarios de La Trinitaria, pero que no formaban parte del grupo principal, eran llamados “nominados” y entre estos se encontraban Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella y Tomás de la Concha.
La educación de Duarte fue fundamentalmente católica, lo que se demuestra en el juramento trinitario, que reza: “En nombre de la Santísima, Augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en nombre de nuestro Presidente, Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano, y proclamar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, la cual tendrá una bandera tricolor en cuatro recuadros rojos y azules, atravesados por una cruz blanca. Mientras que nuestro lema llevara las palabras sacramentales, Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el Mundo, sí así lo hago, que Dios me proteja, y de no hacerlo, que me lo tome en cuenta, y mis compañeros me acusen de perjurio y traición si los delato”.
El ideal trinitario fue un proyecto de nación delineado en aquel juramento, el grupo secreto realizaba labores políticas y culturales. Las tareas políticas buscaban la expulsión del dominio haitiano, la labor patriótica, disimulada condujo a la creación en 1840 la Sociedad La Filantrópica, en cuyas actividades se pronunciaban discursos políticos, se presentaban obras dramáticas y temas culturales, siempre con la vista puesta en la educación de la juventud en las ideas de la independencia.
De lo que se buscaba era romper los lazos de dominación política del gobierno haitiano sobre los habitantes de la antigua colonia española, o sea, el pueblo dominicano, el interés trinitario tenia claro que al surgir la nueva república había que emprender la lucha para evitar que fuera absorbida por los intereses de potencias extranjeras, especialmente de España, Francia y los Estados Unidos, porque las tendencias hacia los protectorados ya era conocida, de ahí la frase “libre, soberana e independiente de toda potencia extranjera”.
Con la ocupación haitiana en 1822, revivió la esperanza en ciertos sectores de la clase dominante, de que con la presencia del gobierno haitiano, se podría superar el abandono, dinamizar su economía y lograr niveles importantes de modernización. A la larga, lo que Haiti buscaba era neutralizar las amenazas de Francia, que al parecer se preparaba para ocupar la parte española, como parte de un primer plan para anular la independencia de la República de Haití. Aparentemente el lado débil de la independencia haitiana era la parte española de la isla, Francia y España habían firmado un “pacto que no dejaba sospechas sobre el apoyo oficial de la metrópoli para que Francia recuperara su antigua colonia.”
El Presidente haitiano Francoise Boyer logro convencer los sectores mulatos en lado español de la isla, repartió la tierra en forma de conucos a los desposeídos, o sea las extenciones que habían sido en el pasado grandes latifundios en tiempos del dominio español, fueron entregados a los mas pobres y convertidos en pequeños propietarios de las tierras que cultivaban.
En 1843 el gobierno de Boyer mostraba signos de agotamiento y enfrentaba serios movimientos conspiradores en su propia nación, uno de sus opositores lo fue el general Charles Herard, cuyos actos contra sediciosos en Haiti, sin proponérselo, contribuyeron con la causa liberadora del lado español.
La noche el 27 de Febrero de 1844 por iniciativa de Ramón Metías Mella fue lanzado el trabucazo como inicio de la rebelión que proclamo la independencia que conmemoramos. Vencidos los invasores y declarada la nación dominicana, inicia un periodo marcado por las tendencias políticas conservadoras y anexionistas, auspiciadas por antiguos independentistas que avandonaron la corriente liberal y nacionalista encarnada en los trinitarios. De ahí el porque de la búsqueda de protección de las nuevas autoridades de la república, pues Haiti y su gobierno eran vistos como una amenaza a la incipiente nación, las gestiones buscaban el tutelaje del país que mayores garantías militares les ofreciera a fin de evitar el regreso del ejercito haitiano al suelo dominicano.
Así se debatía el futuro de la República entre 1844 y 1861, cuando finalmente fue disuelta la nación y reintegrada bajo el dominio de la antigua corona del reino español, y ello fue la génesis de la guerra de la Restauración de la República iniciada en 1861.
Fueron la ideas de Duarte las que llevaron la formación de la Trinitaria, y fue esta organización la que germino el movimiento que forjo la independencia de la nación dominicana, este proyecto de nación permanece apartada del propósito original, al conmemorar su aniversario, elevamos oraciones al altísimo para que ilumine las presentes generaciones, para que tomen la antorcha con la llama y las ideas de Juan Pablo Duarte, y reeditemos el esfuerzo supremo de su legado, para tratar de recuperar la dignidad, muchas veces pisoteada, pero jamas vencida. A pesar de los pesares, a pesar de los ultrajes, la nación dominicana permanece y permanecerá hasta el final de los días.