Aprender con la Historia

OSCURIDADES DURANTE EL GOBIERNO DEL PRESIDENTE JIMENES.

Oscuridades durante el gobierno de Juan Isidro Jimenes.

Por José C. Novas.

El año 1915 fue para el pueblo dominicano uno repleto de acontecimientos trascendentales, algunos fueron minimizados o completamente sacados de la crónica en los textos de historia. La llegada de Jimenes al poder fue la culminación de uno de los periodos más convulsos que ha vivido la nación desde que fue proclamada la separación en 1844, sin embargo, y muy a pesar que contábamos con reputados historiadores, se produjeron hechos que los narradores del pasado optaron por dejarlos fuera de los libros en perjuicio de las futuras generaciones.

Había entrado el año con el gobierno recién instalado del presidente Juan Isidro Jimenes Pereyra, juramentado el 5 de diciembre de 1914 y el resto del mes lo dedicó a conformar su gabinete, que, dicho sea de paso, lo integró mayormente con familiares y amigos, por lo que fue calificado por la opinion publica como un mandato plagado por el nepotismo.

El ascenso del presidente Jimenes fue el resultado de unas elecciones fruto de una campaña caracterizada por la presencia de grandes tribunos y oradores de alto calibre, quizás, el escenario electoral que contó con la mayor calidad de discursantes, que en su forma y contenido no hay comparacion con lo que ha visto el pueblo dominicano desde su creación, sobaraba el talento de los oradores que participaron en la misma.

Para que tengamos una idea, entre los que se lanzaron al ruedo a tratar de conquistar la inclinación de los votantes, por el lado del horacismo hicieron proselitismo oradores experimentados como Jacinto R. de Castro, Luis Conrado del Castillo y Miguel Angel Garrido; ademas, las promesas Rafael Estrella Ureña y Rafael César Tolentino, todos calificados como personas de verbo grandilocuente y de oratoria apasionante.

El jimenismo por su parte contó con los discursos fluidos y atrayentes del veterano Eugenio Deschamps, el brillo de palabra de Manuel Arturo Machado, y la cautivante energía de los jóvenes Arturo Logroño y Arístides Fiallo Cabral, o sea, Juan Isidro Jimenes obtuvo la victoria despues de una campaña electoral caracterizada por los discursos de elevada calidad en uno y otro lado de las aspiraciones políticas.

Una tercera fuerza la constituían los seguidores del velasquismo, el cual lanzó al ruedo a veteranos oradores tales como Pelegrín Castillo, Bernardo Pichardo y José Ramón López, además, los noveles Rafael Augusto Sánchez, Arquímedes Pérez Cabral y Eduardo Sánchez Cabral.

Pero esa abundante oratoria, igual que otros factores no llamó la atención a los historiadores, que optaron por dejarlos fuera del relato esa competencia y es posible que por ello hoy, en el pais las campañas electorales carecen de atractivo en los discuros. Pero ese 1915 tiene otros eslabones perdidos, a nuestro juicio de vital importancia para sustentar la base de lo que realmente debe ser una historia correctamente narrada. Un buen ejemplo lo constituye el asesinato del general Casimiro N. de Moya, cuya muerte tuvo con motivaciones políticas y que los historiadores de la época optaron por dejarnos huérfanos de información, al no incluir detalles sobre esa tragedia en sus crónicas.

A pesar de la importancia del personaje muerto, como figura de la política nacional, su aval como escritor, se observa que fue general, lider politico, gobernador, diputado, ministro en varias ocasiones, vicepresidente de la república y candidato presidencial. Entre sus aportes científicos y literarios se citan varias obras de importancia y entre su legado está el primer mapa cartográfico de un segmento la ciudad de Santo Domingo y un texto de geografía del territorio nacional.

Casimiro fue un intelectual de fuste, no obstante su muerte violenta constituye un oscuro episodio, del que poco o nada se sabe, a pesar que no murio de muerte natural, lo asesinaron. Así nos comportamos, así somos.


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