Aprender con la Historia

Máximo Gómez: Su regreso amargo a la ciudad de Santo Domingo.

Máximo Gómez: Su regreso amargo a la ciudad de Santo Domingo.

Por José C. Novas.

El siguiente fue un episodio real de la historia dominicana, ocurrió en la ciudad de Santo Domingo a finales del año 1885, y tuvo como personaje central al legendario general Máximo Gómez, nativo de Bani y una de las espadas más brillantes en las luchas libertadoras de la patria cubana. El general Máximo Gómez llegó al puerto de Santo Domingo el 2 de Noviembre de 1885 en un barco procedente de la ciudad de Nueva York.

El audaz guerrillero llevaba más de veinte años dedicado a las luchas por la liberación de la isla de Cuba y la sociedad dominicana, consiente de la magnitud de sus hazañas en la manigua, celebró la llegada del notable combatiente antillanista. Coincidió el regreso del distinguido general con un levantamiento armado proclamado en la provincia de Azua bajo el liderazgo del temible general Cesáreo Guillermo. El dia de su regreso ocupaba la presidencia de la República el general Francisco Gregorio Billini, que en esos dias fue forzado a renunciar y se expandió el rumor que ligaba su visita con las acciones de guerra que se sucedían en Azua.

Pero la realidad era otra, el verdadero motivo de su viaje tenía relación con la causa revolucionaria cubana, la cual Gómez había asumido como la meta de su vida. Antes de emprender el viaje a Santo Domingo, Gómez y otros líderes del exilio cubano se habían reunido en Nueva York con el Cónsul de la República Dominicana en Hipólito Billini Aristy, hermano del Presidente Francisco Gregorio Billini y amigo personal del general Gómez, ambos habían crecido en la aldea de Bani.

El asunto fue, que por intermedio del Cónsul Billini, el general Gómez logró que el diplomático enviara un cargamento de armas, municiones y pertrechos de guerra al territorio dominicano, el cual hizo figurar como perteneciente al gobierno, para de esa forma cumplir con los trámites legales y evitar sospechas del propósito de las armas, hubo además un acuerdo previo con el general Benito Monción, comandante de armas de la provincia de Montecristi quen debia recibirlas y entregarlas al exilio cubano; así las cosas, cuando el arsenal llega a territorio dominicano, la armas debían entregarse al general Máximo Gómez para usarlas en las acciones rebeldes en Cuba.

Estando el general Gómez en el pais se produjo la renuncia del Presidente Billini, y el cargamento viajaba en un barco de la empresa Clyde Steam Lines hacia el puerto de Montecristi, al llegar la carga, ya era Presidente Alejandrito Gil y bajo sus órdenes, el gobierno se apoderó del cargamento y el hecho generó un reclamo de parte del general Gómez, quien exigió la entrega o en su defecto el pago de su equivalente en dolares, porque hasta el viejo general llegó la información de que el arsenal sería utilizado para sofocar la rebelión en Azua.

El gobierno de Alejandrito se negó a entregar las armas, dada las circunstancias y los rumores que circulaban en la capital sobre el propósito de la llegada de Máximo Gómez y ante la insistencia del general, el 2 de Enero de 1886 se presentó una patrulla dirigida por el gobernador de Santo Domingo general Leopoldo Espaillat, junto al general Isidro Pereyra y el coronel Apolinar Balbuena a la casa de la señora Anita Lugo en el barrio San Carlos donde se hospedaba el general Gómez y allí fue arrestado junto a su sobrino Teléfono Martínez.

Máximo Gómez, a pesar de su fama y prestigio, fue encerrado en la Torre del Homenaje, se generó una serie de protestas y peticiones dirigidas al Presidente Alejandro Woss y Gil, que reclamaban su liberación inmediata. Entre los que acudieron al Presidente Woss y Gil a exigir la libertad del general Gómez y su sobrino el padre Merino y el profesor Hostos.

Se integraron en comision el arzobispo Merino y el profesor Eugenio Maria de Hostos y visitaron al presidente Alejandrito Gil, logrando que ordenara su liberacion, bajo condicion de que fuera montado en un barco que se hallaba anclado en el placer de los estudios, frente a la capital y que lo llevó de vuelta a Nueva York o sea que Gómez fue deportado. Asi terminó el amargo capitulo del regreso de Maximo Gómez a su pais natal, fue expulsado el 8 de Enero de 1886. Existe un documento provatorio sobre la gestion de Merino y Hostos en la disputa y está contenido en la página 54 del libro “La Batuta de Alejandrito” publicado por quien subscribe y en la página 36 del libro Luperon y Hostos, escrito por el historiador Emilio Rodriguez Demorizi.


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