Aprender con la Historia

La magia seductora de Trujillo.

La magia seductora de Trujillo
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Por José C. Novas.
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La figura del dictador Rafael L. Trujillo es por demás polémica, el tiempo ha revelado que tuvo una personalidad con múltiples atributos; se puede o no estar de acuerdo con su legado, pero la historia con sus interpretaciones diferentes  es una y al final deja caer su veredicto definitivo.
El dictador dominicano no estaba familiarizado los códigos de Pisitrato y Pompeyo, ni con las denuncias de Marco Antonio en el parlamento Romano y a pesar de ello nadie podrá negar que Trujillo poseía magia de seducción, evidente en la forma de manejar el poder y la política. Trujillo fue aclamado por cultos e imberbes y lo hicieron en un coro al unísono.
El gobernante nació dotado de un instinto que le permitió conocer la sicología del pueblo dominicano, el que insiste en negar ese atributo comete un error. El dictador podía seducir de manera individual o en forma colectiva, su impronta incluye a particulares y a familias enteras y no asistió a la universidad, pero atrajo a su gobierno los sectores de mayor formación y las personas más educadas con las que contaba la nación.
Un caso que elocuente lo es el linaje de la familia Henríquez, apellido arraigado en el país, que según nuestras fuentes de consulta se llegaron en la isla durante la colonia. De esa familia los Henríquez y Carvajal y los Henríquez Ureña son los de mayor incidencia, uno porque fue Presidente de la Republica y otros por ser figuras de las letras. Los Henríquez están vinculados a la literatura, entre los de mayor proyección Federico Henríquez y Carvajal, Enrique Henríquez, Salome Ureña de Henríquez, Pedro Henríquez Ureña, Max Henríquez Ureña, Camila Henríquez Ureña y Federico Henríquez Grateraux. Con su influjo seductor Trujillo atrajo a su mandato un notorio grupo de esa la familia.
El 16 de Agosto de 1930 cuando entraba Trujillo al despacho de gobierno, fue juramentado como diputado al Congreso Nacional Gustavo J. Henríquez y escogido Federico Henríquez y Carvajal como rector de la Universidad de Santo Domingo, le siguieron Salvador Henríquez y Carvajal como director del Archivo General de la Nación, Max Henríquez Ureña en la Superintendencia General de Educación, Daniel Henríquez Velázquez en la Secretaría de Fomento y Obras Públicas y cuando Max pasó a la Cancillería, Pedro Henríquez Ureña regresó desde Argentina a ocupar el cargo de Superintendente General de Educación.
Al ser posesionado Max como Secretario de Relaciones Exteriores, su padre, el doctor Francisco Henríquez y Carvajal fue nombrado Ministro Plenipotenciario de la Republica Dominicana en Puerto Príncipe, estando allí fue trasladado con las mismas atribuciones a Francia, Italia, Suiza y Bélgica. El entarimado fue de verdadero nepotismo, que según su definición es favorecer a familiares o amigos en posiciones del gobierno. La seducción trujillista no se detuvo, el gobernante también atrajo al escritor y político Enrique Henríquez al que nombró presidente de la Sala Capitular del Ayuntamiento de Santo Domingo y al hijo de éste Enrique Apolinar Henríquez lo designó como juez.
La avalancha de favores desde el gobierno a familia Henriquez no tuvo frenos, en 1932 la escritora Camila Henríquez Ureña recibió una beca del Estado para realizar estudios en la Universidad Sorbona en Francia, donde su padre era el Embajador, la relacion de lealtad mutua fue puesta a prueba durante el régimen en 1932 cuando el Presidente Trujillo asistió como padrino de la boda entre Noel Henríquez y Gracita Díaz en la ciudad de Santo Domingo.
Como podrán notar, el apellido Henríquez ha navegado en distintas épocas sobre el oleaje que se origina desde el  poder en nuestro país y pero fue al iniciar la dictadura trujillista cuando alcanzó su máxima participación; el apellido Henriquez fue atrapado por la seducción del general Trujillo, pero como toda regla tiene excepciones, en 1945 Enriquillo Henríquez y su hijo Alberto Henríquez Vásquez (Chito) entraron bruscamente a la sede de la Embajada de Venezuela y solicitaron asilo político, lo que muestra que durante la dictadura también hubo disidencia entre los Henriquez.

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