El 29 de Noviembre de 1916 el gobierno de Estados Unidos proclamó la intervención del territorio dominicano, el anuncio fue hecho por el vicealmirante Harry S. Knapp, quien argumentó que su proclama se basaba “en que la nación dominicana era incapaz de cumplir sus obligaciones financieras y que había violado las cláusulas de la Convención de 1907”. El oficial dijo que “la ocupación no fue emprendida con propósitos, ni inmediatos ni ulteriores, de violar o destruir la soberanía dominicana, la presencia aquí de soldados es para ayudar el país a restaurar el orden y a que cumpla las condiciones de la Convención”.
Aquel argumento fue tomado por los historiadores dominicanos y llevado a los textos como si se tratara del único factor que llevó al conflicto el cual duró ocho años y produjo centenares de víctimas al pueblo dominicano. Han pasado cien años y ahora se descubre que detrás de los argumentos usados por el almirante Knapp se ocultaban los planes geopolíticos y el expansionismo que el gobierno de Washington se proponía implementar en el futuro inmediato para el hemisferio iberoamericano.
Al conmemorar un siglo de la llegada de las tropas, la caja de pandoras que orbitaba en la región para la época, revela que para el año 1902, a raíz de la crisis sobre los puertos de Venezuela que bloqueados por una combinación de fuerzas navales de países europeos, se produjo una secuencia de hechos; con la ayuda de Estados Unidos fue creada la República de Panamá en 1903, fue proclamado el Corolario de Roosevelt en 1904 y se hizo un llamado en 1905 para que el gobierno en Washington impusiera un orden económico a favor de Estados Unidos que al menos dure por un período de tres siglos.
El nuevo orden a favor Estados Unidos buscaba el control de los mares, los recursos naturales y en algunos casos las aduanas de los países más comprometidos con la banca internacional. La iniciativa se convirtió en una especie de laboratorio de disputas internas y desestabilización en el ejercicio político de varios países en la región, siendo México, Nicaragua, Colombia, Haití y República Dominicana donde mayores conflictos estallaron.
En el caso dominicano existen documentos reveladores, por ejemplo la correspondencia desde la Legación de Estados Unidos en Santo Domingo muestra que el 19 de Noviembre de 1915 el Embajador William Russell exigió de manera formal al Presidente Juan Isidro Jimenes la designación de un “consejero financiero” y que la persona seleccionada fuera ciudadano norteamericano, el cual debía controlar las finanzas nacionales y según el documento sus decisiones estarían por encima de las medidas económicas adoptara el Congreso de la República. Dicha petición además exigía que fuera disuelta la Guardia Republicana como institución militar y en su lugar se creara una guardia civil, cuyo jefe también debía ser un ciudadano de Estados Unidos.
La nota se establecía que la voluntad de jefe de la “guardia civil” estaría por encima de las medidas que adoptara el Congreso Nacional en lo referente a la nueva institucion y que en caso de que su jefe cometiera algún delito o violación, no podría ser juzgado por ningun tribunal dentro del territorio dominicano.
La propuesta de la Legación fue la genesis de una división dentro del jimenismo debido a que algunos de sus lideres la consideraron como una intromisión en los asuntos internos del país. Las intrigas se desbordaron el 14 de Abril de 1916 cuando el Presidente Juan Isidro Jimenes ordenó el arresto de los generales Cesáreo Jimenes jefe de la guardia republicana y Mauricio Jimenes comandante de armas de la provincia de Santo Domingo y los que acusó de insubordinación.
En consecuencia el 15 de Abril de 1916 el general Desiderio Arias en su condición de Ministro de Guerra y Marina se presentó con tropas fuertemente armadas a la fortaleza Ozama, desarmó a los centinelas, arrestó al general Gerónimo Pellerano y se declaró en rebeldía contra dentro del recinto militar. Lo ocurrido tras las acciones del general Arias fue patético, debido a que las negociaciones para enfrentar la crisis no se hicieron con el gobierno dominicano sino con oficiales militares de Estados Unidos que ya estaban anclados en el USS Dolphin a pocas millas de la capital dominicana. El manejo de esta crisis cayó en manos de los almirantes Charles F. Pond, William S. Crosley y William D. Leahy y como intermediarios al coronel Frederick Wise y el Embajador William Russell.