En el último periodo de gobierno de Mon Cáceres (1908-1911), ya las fiestas carnavalescas de Santiago de los Caballeros eran una tradición. Ciertamente, hubo periodos recientes al que hacemos referencia, de muchas dificultades político-sociales. Sin embargo, al parecer, este periodo de gobierno de Mon le imprimió una calma relativa al país, pese a las dificultades económicas que vivían los dominicanos. Santiago no era ajeno a todo aquello.
El mes de febrero de 1909 pasó para los santiagueros, en su mayoría, metidos en fiestas carnavalescas: enmascaradas, “decretos reales”, comparsas, bailes, desfiles, etc.
Es preciso apuntar aquí, que estas fiestas carnavalescas en la sociedad santiaguesa de entonces, como en otros pueblos del país, también eran organizadas y dirigidas por la alta sociedad. Incluso, el Presidente Cáceres, en pleno carnaval de 1909, llegó a Santiago para percatarse cómo marchaba su gobierno e informarse de cómo iba lo del carnaval; y desde Santiago, el 9 de febrero de ese año marchó hacia su patria chica Estancia Nueva-Moca, tras breve estadía aquí. Recordemos, que en este gobierno de Mon, Santiago tenía una fuerte influencia política; ya que, además, él había sido Gobernador de esta plaza.
Uno de los principales periódicos de Santiago de los Caballeros, en 1909, era “El Diario” que tenía como director-administrador a J.M. Vila, y en sus tiradas durante todo el mes de febrero de ese año, reseñó con amplios detalles el desarrollo de estas fiestas. Por ejemplo, la edición del 13 de febrero informaba lo siguiente: “Mañana, según informes, recorrerán las calles de la ciudad muchos enmascarados. El entusiasmo es general. ¡Viva el Carnaval!”
La alta sociedad santiaguera, en 1909, eligió como su Reina de Carnaval a la señorita Eulogia Pastoriza, que se hizo llamar entonces “Su Majestad Eulogia I”. Su primer “decreto real”, según señala el citado periodo santiagués, consistió en “nombrar” las princesas de su corte, que fueron las señoritas Adelita Stefani y Marina Moya, entres otras.
El profesor vegano Francisco Torres Petitón, señala que en nuestro país, en la primera mitad del siglo XX, habían dos carnavales. En Santiago, este se realizaba en los principales centros sociales: Centro de Recreo, el Club de Damas, el Club Santiago, entre otros. Había, por tanto, una minoría discriminadora que manejaba a su modo las celebraciones del carnaval. Pero, además, había el llamado carnaval popular, con muy poco apoyo institucional. Y si nos atenemos a la reseña del citado periodico de que los enmarcados recorrían las calles de Santiago, es probable que ya los “lechones” formaran parte de estas fiestas.
En la obra “Interrogantes del carnaval vegano” el investigador Dagoberto Tejeda, señala que por esos años “los clubes y casinos privados pasaron a ser escenarios exclusivos y excluyentes nostálgicos para las catarsis sociales”, y que ya para finales del siglo XIX “Las Mascaras, como así se denominaba a toda persona disfrazada, se dividían en dos grupos: el uno, grotesco, callejero, circulaban por las calles preferentemente en las horas del día, seguido de una populachería compuesta de chicos de los barrios pobres y luciendo disfraz fuera de todo buen gusto. Ya no podríamos –agrega-alabar como cosas de buen tono el indispensable “Roba la gallina” ni el negro que imitaba el negro, exagerando desde su verba impresa hasta su vestimenta rica en remiendos y pobre en limpieza”. (p.341).
Justo es decir aquí, y en eso coincidimos con otros investigadores, que los gobiernos de Mon Cáceres fueron verdaderos propiciadores del carnaval dominicano en todas sus manifestaciones, pero sobre todo del “carnaval de salón”. Se constituyó, incluso, en una costumbre en esta época, el hecho de que el Presidente Cáceres con sus ministros acudían en la fecha nuestra Independencia a observar “una verdadera guerra de serpentinas y confetis” que se daba entonces en la Capital. Posteriormente, Trujillo llegó a fortalecer estas celebraciones, en los distintos clubes sociales existentes en el país.
Volviendo al caso del carnaval de Santiago de 1909, un detalle importante que debemos destacar es, que para entonces existían casas comerciales que patrocinaban los llamados “bailes de disfraces” en los distintos centros sociales. Por ejemplo, para el carnaval de ese año, y lo cita el periódico “El Diario”, los señores D. Jiménez y F. Pepín tenían una casa comercial ubicada en la calle Restauración esquina Sabana Larga, es decir, frente al famoso parque de “Los Chachaces”, que se encargaba de esto. En general, el comercio de Santiago era muy activo en la época de carnaval. Pueden verse en las distintas ediciones del indicado periódico de febrero de 1909, muchas casas comerciales de Santiago anunciando la venta de artículos utilizados en los disfraces de carnaval: telas, confetis, encajes, capas, etc. Entre las casas comerciales de la época aparecen: “Sadhalá Hermanos” dirigida por el señor Sinencio Sadhala; el “Bazar Parisién” de Augusto Espaillat; la “Casa Dumit” y “Baduit M. Dumit $ Cía”; “La Villa de Paris” de Rafael J, Espaillar, entre otras.
Las principales instituciones educativas y culturales de Santiago acogían para la época, en sus salones, junto a sus principales directivos a la Reina del Carnaval y su Corte, así como a sus entusiastas organizaciones. Se organizaban para la ocasión unas actividades especiales. Así, en uno de los días del mes de febrero de 1909, el periódico “El Diario” hace referencia a que, por ejemplo, la hoy centenaria sociedad cultural “Alianza Cibaeña” cuyo presidente lo era entonces el señor José J. Hungría y que tenia entre sus demás directivos a Ramón Emilio Jiménez, Juan Cheri Victoria, el profesor Jafet Hernández y Emilio Arturo Pérez, recibieron a la Reina del Carnaval de Santiago en ceremonia especial. Otros centros donde se daban estas actividades eran: la sociedad “Amantes de la Luz”, la Escuela Normal y de Bachilleres, para mencionar algunas.
La principal autoridad política en el Cibao, en 1909, era el general Horacio Vásquez Lajara, líder del horacismo, y a quien su primo Mon Cáceres había designado ese mismo año como Delegado del Gobierno para todas las provincias de la zona. El senador de Santiago era el señor Alfredo Victoria y el gobernador el señor Simón Díaz.
Otro de los llamados “decretos reales” emitidos por su Majestad Eulogia I, designaba a las damas de la sociedad de Santiago, señoras Consuelo M. de Malagón e Inés Brugal de Campos como “proveedoras de las telas de disfraces del carnaval”. Asimismo, el referido “decreto” designaba, además, al señor Juan Bautista Guzmán como “Gran Barón de la Corte Real”.
En el programa elaborado para las fiestas de carnaval de 1909, se incluían en la parte final, dos bailes de disfraz los días lunes 22 y martes 23 de febrero en el Club de Damas de Santiago. Las distintas comparsas “ya en parejas-dice Dagoberto Tejeda-, que los matrimonios de gente de bien componían para estas incursiones alegres, quienes, tocaban maravillosamente el piano, otras recitaban lindas composiciones poéticas…, los más, bailaban y casi todos eran maestros de la buena conversación y en las más exactas reglas de la buena urbanidad”, invadían los principales centros sociales de Santiago. La Reina elegida por la sociedad santiaguera, en este caso, la señorita Elogia I junto a su Corte, tenía en agenda la visita organizada a las distintas casas de familia de la alta sociedad durante todo su reinado.
Es justo mencionar aquí, que en el programa de carnaval elaborado también se incluían a los niños, para que disfrutaran y participaran de las fiestas. Por ejemplo, el día 21 de febrero de 1909, domingo, fue celebrado un “baile infantil de trajes”, en el Club Santiago. Lógicamente, quienes participaban eran niños y niñas de la alta sociedad santiaguera, que lucían trajes representativos de trabajadoras, y trabajadores de distintas áreas, etc.
En el programa de carnaval de 1909 se llevaron a cabo otras actividades: el día 22 de febrero a las 8 p.m. se efectuó el baile de disfraz en el Centro de Recreo; el día 23 a las 3 p.m. se realizó el “Paseo Triunfal” por las distintas calles de Santiago de la Reina y su Corte; y a las 4 p.m. de ese mismo día, tuvo lugar el “Gran Baile de las Flores”; y a las 8 p. m. la alta sociedad de Santiago, celebró en el Centro de Recreo el “Baile de disfraz”, que era la actividad cumbre para despedir el carnaval y el reinado de su majestad Eulogia I y su Corte.
En fecha anterior, 20 de febrero, en el Club Festivo de Santiago, se había celebrado el denominado el “Baile Blanco y Negro de Coronación”, también efectuado en el Centro de Recreo o “Palacio Real” ¡Así se vivía en pleno carnaval en la ciudad de Santiago de los Caballeros!, pese a que la tierra tembló, según reseña el periódico “El Diario” a las 12 de la noche el día 13 de febrero de 1909.
Toronto, Canadá 2 de agosto de 2012. El autor es ingeniero, escritor, Miembro de la Cátedra “José Martí” en la UASD, y de la Real Sociedad de Historiadores.