Crónica de los demonios y sus cómplices.
Por José C. Novas.
El Panteón Nacional es la tumba donde yacen los restos de los mas destacados próceres de la patria dominicana, en ese mausoleo descansa un reducido grupo de patriotas con méritos para ser honrados por sus co-nacionales. Pero como no hay nada perfecto bajo el sol, al Panteón Nacional fueron ingresados los restos del general Pedro Santana, por orden de uno como el; desde entonces se ha debatido si le corresponde o no a Santana estar en ese altar, creado para honrar a los héroes de la República.
En lo personal, pienso que como figura del pasado, Pedro Santana no debe estar en el Panteón, simplemente porque los hombres pasan a la historia por su consistencia ideológica o por los efectos de los últimos actos en su vida publica. Reconozco que el general Pedro Santana se llenó de gloria durante la Guerra de Independencia, pero eos méritos se esfumaron, al disolver la nación y llevarla a la categoría colonial.
Antes de la anexión y siendo Presidente de la República, el general Santana hizo expulsar del país al creador de la Patria Juan Pablo Duarte y su familia, luego desde su despacho ordenó ejecutar a la heroína María Trinidad Sánchez y posteriomente al prócer Francisco del Rosario Sánchez, una de las espadas decisivas durante el grito de independencia, por ese final, me parece que el general Pedro Santana debe estar fuera del Panteón Nacional, en un cementerio ordinario.
Es que ciertos demonios tuvieron protectores bajo las sotanas, que con el uso del poder les asignaron guaridas en algunos templos católicos; originalmente lo que es hoy el edificio del Panteón Nacional fue la Iglesia de San Ignacio de Loyola, que albergaba a la congregación Jesuita desde que fue construida entre 1714 y 1746; la iglesia San Ignacio quedó convertida en Mausoleo por orden del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, un demonio que a fuerza de cabildeos y dólares logró que el Vaticano lo declare “Benefactor de la Iglesia” y que al morir fue refugiado en el sótano de la capilla Nuestra Señora de la Consolación en San Cristóbal, desde donde fue exhumado por su hijo Ramfis antes de escapar a Europa en Noviembre de 1961.
Pero como Santana y Trujillo a los templos han penetrado mas demonios, que camuflageados por sus cómplices los entraron de contabando a la solemnidad de los altares en nuestra tierra bendita; uno de ellos es el cadáver del dictador Ulises Heureaux, sepultado en 1899 dentro de la Iglesia Mayor en la ciudad de Santiago de los Caballeros donde todavia permanece, a pesar de las exigencias ulteriores para que lo saquen de allí, no ha sido posible, porque al parecer el clero católico tiene sus demonios favoritos. Se sabe que en cuando murió Jose Trujillo Valdez, padre del dictador; el ataud de este demonio fue colocado en una cripta dentro de la Catedral Primada de América, se le hizo un entierro de héroe con la anuencia del prelado, aunque Trujillo Valdez carecía de méritos, el pueblo dominicano le acusaba de haber llevado una vida cuestionable.
Un dato curioso sobre el Panteón Nacional, es que en su sala principal fue instalada una lujosa lámpara, que en 1952 costó 55 mil dólares y que adorna la entrada principal del mausoleo; ese candelabro le fue donado al Panteon por un demonio extranjero llamado Francisco Franco,que entonces era dictador español, y a propósito, fue uno de los favoritos de la iglesia católica en ese país, al morir su cadáver fue acogido en la Basílica Santa Cruz del Valle de los Caídos en Madrid. Oh, Dios, ruega por la iglesia, por los que dentro de ella se apartan de la fe para glorificar la conducta mundana y ten piedad de los fieles que alaban la Gloria de tu nombre. Amen.