Aprender con la Historia

La prensa trujillista: un circo carente de pan.

La prensa: mucho el circo, faltaba el pan.
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Por José C. Novas.

Historicamente la prensa por su incidencia en la opinión pública adquirió el calificativo de “cuarto poder”, los medios tienen una relación intrínseca con los que lo practican o sea los periodistas, algunos hacen del ejercicio un sacerdocio mientras otros se prostituyen para el beneficio personal. Quienes trabajn con dignidad el oficio ganan el respeto y la admiración de los pueblos, los perversos que se apartan de la etica para  acumular riquezas se convierten en “bocinas” y de esos hay muchos en la patria dominicana.

La introducción es valida para recordar la polémica mediática que le fue lanzada al pueblo dominicano en 1956, en momentos que la dictadura imponía al país la más desgarradora represión que ha conocido en toda su historia. Aquel espectáculo surgió a raíz de la desaparición del catedrático español Jesús de Galíndez el 12 de Marzo de 1956, capturado por desconocidos en una estación del sistema de trenes subterráneos de la ciudad de Nueva York.

Una vez fue esparcida la noticia sobre la desaparición del refugiado vasco, exiliados dominicanos y españoles notificaron la policía de Nueva York y señalaron como principal sospechoso al dictador dominicano Rafael L. Trujillo, en ese momento el catedrático tenía en proceso de publicación su tesis doctoral, la obra era un estudio sobre la Era de Trujillo y sus desmanes; Galíndez además publicaba artículos en los que criticaba la dictadura y hasta llego a tocar asuntos relacionados con la intimidad de la familia del generalísimo Trujillo.

Como el profesor Galíndez había adoptado la ciudadanía de Estados Unidos y el rumor lo señalaba como agente de ese país, su desaparición cayó en la jurisdicción del departamento de Justicia, la Agencia Central de Inteligencia y el Buro Federal de Investigaciones lo que puso el régimen dominicano bajo grandes presiones. El jefe acudió a la desviación y para ello usó el periódico El Caribe, empresa de su propiedad, que operaba a nombre de testaferros.

Hasta Diciembre de 1955 el periódico El Caribe era dirigido por German Emilio Ornes, que fue destituido y tomó la dirección Rafael Herrera Cabral que en 1948 fue su jefe de redacción. He aquí como se organizó la trama para borrar las noticias que sobre la desaparición de Galíndez editadas fuera del país y que muy pocas personas se enteraban en el país. A tres meses del secuestro, el periódico El Caribe hizo el anuncio siguiente: “Se solicitan opiniones de notables intelectuales sobre la doctrina que refiere al llamado Sistema Hostosiano, tomando como base el prólogo escrito por Manuel Arturo Peña Batlle en el libro” La Compañía de Jesús en Santo Domingo”, del padre Antonio del Llano, S.J.”.

Peña Batlle habia fallecido por lo que era imposible que defendiera su criterio, y en dicho prólogo se refería a los aportes y la incidencia del pensamiento de Hostos entre los dominicanos, la petición generó una avalancha de consideraciones, unas a favor, otras en contra. La polémica llamó la atención del público por tres meses y entre los que estuvieron de acuerdo de que Hostos incidía sobre el pensamiento político dominicano estaban Porfirio Herrera Báez, Emilio Rodríguez Demorizi, Oscar Robles Toledano, Manuel Valdepares, Luis Julián Pérez, Gustavo A. Mejía Ricart, Fabio A. Mota, Julio Vega Batlle y otros.

Pero para que fuera polémica se necesitaban opiniones adversas y estas fueron aportadas por los intelectuales Ramón Emilio Jiménez, Andrés Avelino y Jesús María Troncoso. El profesor Jiménez en una declaración manifestó que: “La influencia de Hostos estuvo circunscrita superficialmente a unos cuantos de sus discípulos, sin que se extendiera a nuestro tiempo, por lo cual su doctrina no tuvo impacto en la vida dominicana de su época”. Por su parte el escritor Andrés Avelino estableció: “Sin duda, la influencia de las ideas positivistas y nacionalistas de Hostos fueron perjudiciales, y lo son todavía, para la cultura general de los dominicanos”.

En cuando a Jesús María Troncoso, opinió que: “Los dominicanos sobreestimamos a Hostos a causa de un error de evolución, motivado en el bajo nivel de cultura nuestra durante en el pasado siglo, cuando la juventud aceptó las doctrinas expuestas por el Maestro Hostos como la única expresión de la sabiduría”. No bien se apagó la discusión generada por el prólogo escrito por Peña Batlle, entonces el director de El Caribe Rafael Herrera Cabral lanzó otra manzana para crear discordia; esta vez la encuesta requería opiniones sobre la influencia del general Pedro Santana sobre el pensamiento y la historia dominicana.

La discusión esta vez fue mas intensa que la anterior y un número mayor de letrados intervino en el espectaculo de opiniones; externaron sus pareceres las figuras de Carlos Sánchez y Sánchez, José Manuel Machado, Emilio Rodríguez Demorizi, Jesús María Troncoso, Porfirio Herrera, Ramón Emilio Jiménez, Gustavo Mejía Ricart, Máximo Coiscou Henríquez, Virgilio Díaz Ordóñez, Rafael Augusto Sánchez, Carlos Federico Pérez y Pérez, Federico C. Álvarez, Manuel A. Amiama, Julio Cambier, Francisco E. Moscoso Puello, Andrés Avelino y Víctor Garrido entre otros. El debate sobre Santana resaltaba su liderazgo y giró sobre sus luchas contra el dominio haitiano y la falta de fe en la República, todo un circo que solo ellos disfrutaron, el pueblo tenia el estomado vacio, porque le faltaba el pan.


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