Por José C. Novas.
Una vez proclamada de independencia el 27 de Febrero de 1844 surgieron las pugnas para lograr y retener el poder entre los dominicanos; Juan Pablo Duarte, que fue el ideólogo del proyecto de nación, tuvo que salvar la vida y la de sus familiares huyendo hacia Venezuela donde murió tres décadas mas tarde. Debió aquel exilio ser un martirilogio para el patricio, ya que algunos de los responsables de su partida, habian pertenecido al movimiento independentista del que Duarte fue dirigente por varios años, si no hubo traición, al menos la infidelidad se hizo presente.
El legado mas creíble sobre la presencia de Duarte en Venezuela lo dejó escrito su hermana Rosa Duarte, aun así, persisten aspectos de aquel exilio que debemos analizar el equilibrio que demanda la gloria de sus ideas y el sacrificio asumido por el patriota en vida y lucha. Al prócer hay que humanizarlo, porque no nos parece lógico que Duarte, un hombre joven, educado y cosmopolita decidiera refugiarse en lo profundo del territorio de Venezuela a llevar una vida distinta a la que estaba acostumbrado y alejado de las noticias del país que sus ideas fundaron, por simple capricho. Nos parece que debio primar un factor patológico en tal decisión y eso es algo que deben estudiar y establecer los expertos en la rama de la medicina correspondiente. Se impone, repito, establecer una visión mas humana sobre la etapa final en la vida del padre de la patria.
Al extremo llegaron las cosas en torno a la actitud asumida por Duarte, que sus familiares en Caracas lo dieron por desaparecido o muerto entre 1852 y 1862 y cuando su madre Manuela Diez falleció en 1858, Rosa Duarte afirma en sus escritos, que se desconocía su paradero y que el prócer vino a enterarse años después; es posible que un desequilibrio mental llevara al patricio a tomar la drástica medida de alejarse de todo, incluyendo a sus familiares. Desde el punto de vista clínico esa conducta luce enferma, y parece que la actitud de los grupos dominantes en la recién creada nación, tocó los sentimientos del prócer y eso quizás le llevó a tomar la decisión.
En aquellos días la ciencia médica no era clara en el diagnostico de trastornos de esta naturaleza en la conducta humana, pero tomando los patrones actuales y evaluando la religiosidad mostrada por Duarte antes de desaparecer, quizás fue afectado una depresión severa, su decision nos lleva a esas conclusiones por lo extraño del comportamiento. Juan Pablo Duarte se alejó de la vida urbana, la única que conocía, se aparto de sus parientes en Caracas, a tal punto, que en un momento no se tenían noticias de el, se había internado a los estados de Apure y Yaracuy, como si tratara de confundirse con montañas, viviendo en poblaciones distantes, cuya naturaleza y terreno hacían difíciles el acceso desde Caracas. Al parecer Duarte no quería saber nada relacionado con su pasado.