Veganos en la batalla de Santiago.
Por Jesús Méndez Jiminián
“Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre.”
Juan Pablo Duarte (1813-1876)
El norteamericano Samuel Hazard, quien en una misión especial de sus país, los Estados Unidos, vino a nuestro país en 1872, es decir, veintiocho años después de haber tenido lugar, en Santiago de los Caballeros, la histórica Batalla del 30 de Marzo, señaló, que para entonces esta ciudad tenia una población de unos 8,000 habitantes, “compuesta principalmente de blancos, en general – dice el visitante norteamericano- tan educados e inteligentes como puedan encontrarse en cualquier lugar”.
Santiago por aquellos años y, antes de 1844, había sido sometida a ataques de franceses, bucaneros y haitianos, siendo en una ocasión “destruída por Dessalines”. Contaba esta ciudad al producirse la Batalla del 30 de Marzo, con contadas casas de piedra; sus callejones estaban cubiertos de hierba.
El 30 de marzo de 1925, en la Logia “Nuevo Mundo” No. 5 ubicada actualmente en la calle Mella esquina Restauración de Santiago, se celebró un acto de recordación, con algunos sobrevivientes de la Batalla de Santiago. De estos, Arturo Bueno en su obra “Santiago quien te vio y quien te ve” menciona al señor Pedro Rodríguez, alias Pijín, tamborileño, quien participó en la memorable gesta bajo las órdenes del capitán Juan B. Martínez, integrado un grupo de cuarenta Jóvenes que enfrentaron a los invasores haitianos.
Señaló Rodríguez, que al enterarse el grupo de la proximidad de los invasores a Santiago, el día 28 de marzo de 1844, se apostaron en el llamado “Fuerte de Dios” a esperarlos para dar la batalla. Y afirmó, que desde ese lugar como a las dos de la tarde el 30 de marzo, comenzaron a escuchar estruendosas voces de: ¡Salten las trincheras! ¡Machetes con ellos! “por lo que nosotros – dice- … bajamos del cerro (es decir, del “Fuerte de Dios”, ubicado próximo al cementerio, en la hoy calle 30 de Marzo, n. de j.m.j) y comenzamos ‘la carga’”, es de suponerse que la llamada “Carga del machete”, señala Arturo Bueno.
Según Rodríguez, fue aquella una lucha cuerpo a cuerpo que duró aproximadamente unas tres horas. En esa gloriosa gesta brillaron soldados dominicanos de la talla de: José María Imbert, Fernando Valerio, Archile Michel, Toribio Ramírez y Marcos Trinidad, estos últimos veganos, entre otros.
“El 30 de marzo desembocaron los cuatro mil haitianos de Pierrot en la sabana de Gurabito (en la hoy parte baja de Santiago, n. de j.m.j); en esa sabana… El general Imbert se había hecho cargo de la defensa de Santiago”.
J. Antonio Hungría en su trabajo titulado “La Batalla de Santiago”, destaca los aportes que hicieron, además de los mencionados, Juan Luis y Román Franco Bidó, José María López, José Hungría, Lorenzo Mieses, Juan Garrido, Remigio Daniel y otros tantos, “que sacrificaron todo- señala-, hasta su vida por la libertad y por su patria…”
Y agrega Hungría; que:
“A las 5 dela tarde, y después de honroso pugilato, el ejército haitiano se retiraba completamente derrotado al Oeste de la sabana y desde allí, más tarde, para su territorio”.
En un comunicado, que con fecha 5 de abril de 1844, dirigiera el destacado héroe de la Batalla de Santiago, general José María Imbert, a la Junta Central Gubernativa dirigida por don Tomás Bobadilla y Briones, le expresó lo siguiente al respecto:
“El enemigo – dice Imbert- no dejó en el campo de batalla menos de seiscientos muertos, y según el efecto que produce la metralla, el número de heridos ha de ser mucho mayor…”
Por su lado, el general José María López, otro de los héroes, destaca que entre “los que se distinguieron aquel día (es decir, el 30 de marzo de 1844, n. de j.m.j.) fueron el capitán Bonilla (Santiago, n. de j.m.j.), el general Valerio, el general Ángel Reyes, comandante Manengo Rojas, Coronel Ramírez (Toribio, vegano, n. de j.m.j.) (…) pero le cupo la gloria al general Imbert que era el que mandaba en Jefe”, (ver pág. 86, en la “Guerra Dominico-Haitiana”, Editorial El Diario, Santo Domingo, 1944).
“A la una de la tarde (del 30 de marzo, n. de j.m.j.) aun no había el general Imbert concluido su plan de defensa cuando se presenta el enemigo en columnas cerradas atacando la ciudad (…) eran tantas las bajas sufridas en el ejército haitiano (pocas horas después, n. de j.m.j.), debido a la metralla de los fuertes “Dios”, “Patria” y “Libertad” y los fuegos de las tropas atrincheradas, que el general Pierrot se vio obligado a pedir una suspensión de armas…”
Hubo una entrevista con Pierrot antes de la retirada de sus tropas, donde le informaron que el general haitiano Charles Herard Riviere, había muerto en combate el 19 de marzo de 1844, en Azua. A Pierrot no le quedó otra opción que retirarse con las tropas que le quedaban hacia Haití.
Por el batallón de veganos que participaron en esta histórica gesta, estaba al frente el capitán Toribio Ramírez, quien “defendió heroicamente el terreno”, que ocupaban sus tropas. En ese batallón participó, además un mulato de Jamo llamado Marcos Trinidad, primo de la única mujer del batallón, Juana Trinidad, o mejor dicho Juana Saltitopa o “La Coronela”. El capitán Trinidad logró en esta batalla “desarticular a muchas de las más agresivas columnas haitianas”, apunta Carlos Acevedo en su obra “Libro dorado de Santiago”.
En ese mismo orden, nos dice Acevedo que:
“…. Saltitopa, quien estuvo desde temprano en el frente, se abrazó a una muy peculiar manera de enfrentar al enemigo de guerra: inyectando encendidas dosis de chispeante estimulo, y ejercitando la acción teatral del ademán, para insertar a los patriotas a la lucha vencedora”.
De igual forma, sigue diciendo Acevedo, transportaba agua desde el río Yaque, si “había necesidad de enfriar los cañones que ardían por el fuego incensaste” (p.138).
Don Mario Concepción, vegano, en su obra “La Concepción de La Vega”, aporta otros nombres de los soldados de este pueblo en tan memorable acontecimiento, y señala a: Manuel Mejía, Juan de la Cruz, Juan Francisco Guillermo, “que se había pasado de parte de los haitianos”; José Rafael Gómez, Pablo Germosén, Tito Santos, entre otros.
Lo cierto es, que la participación de La Vega junto a los pueblos cibaeños de San Francisco de Macorís, Puerto Plata, Jánico, San José de Las Matas y Sabana Iglesia, rindió sus buenos frutos, por la valentía y el arrojo de sus dignos soldados.
¡Loor eterna a los valerosos soldados dominicanos de esta memorable gesta, que afianzó la libertad e independencia de nuestro pueblo heroico en este 168 aniversario!.
La Vega, R.D.
30 de marzo de 2012.
El autor es ingeniero, escritor, miembro de la Academia Dominicana de la Historia y de la “Catedra José Martí” en la UASD.